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ANSIEDAD+18 ONESHORT. A&J

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Mensaje  clauyanet Vie Ago 06, 2010 12:57 am

Spoiler:
espero no se les aga muy largo... solo son 9 paginas de Word.
gracias por leer!!!!

Very Happy

ANSIEDAD.... (TANTAS MANERAS DE DECIR TE AMO.)

Había una vez, en la Edad Media, un reino en guerra con el reino vecino. Ya nadie recordaba el por qué de la guerra, las cosas eran así.

Los habitantes de ambos reinos se odiaban, porque sus padres odiaban a los padres de los otros, y éstos por que sus abuelos también lo hacían. Pero si se les preguntaban el por qué de ese odio nadie sabia el por que de la guerra
en un día mas de la batallas entre los ejércitos de los dos países, el hijo mayor, y heredero a la corona de uno de los reinos, fue herido y, después, murió. El rey, triste por su hijo, se preguntaba el por que de su muerte
La pena lo deprimía, Su hijo había muerto...por nada. Su pueblo moría sin ninguna razón.

Envió un mensajero a hablar con el rey enemigo. Se reunieron en la frontera los dos reyes.

-¿Por qué ha muerto mi hijo?

-Muchos de mis hombres mueren en la guerra.

-¿Por qué?

-así es la guerra.

-Pero por cual es la razón de la guerra?

-Así ha sido siempre.

-No!-alzo la voz el Rey desesperado- no siempre, Hace tiempo había paz. Éramos un sólo reino. Un solo pueblo. Algo nos dividió y desde entonces nos matamos los unos a los otros.

El otro rey pensó un momento. Aquel hombre que tenía delante era su enemigo.- Enemigo?? Porque??
-Tienes razón. Esta lucha sin sentido tiene que terminar, debemos llegar a un acuerdo. Que reine la paz.

-que reine la paz.
Se dieron la mano. Los años de lucha sin razón habían acabado.

-Nuestros dos reinos ahora son débiles. Deberíamos unirlos en uno sólo.

-¿Que propones?

-A mí me queda un hijo. Mi heredero. Tú tienes una hija. Su matrimonio unirá nuestros dos reinos, y descendencia nos llevara a los dos pueblo de paz.

Se sellaron los matrimonios sin que los “novios” supiesen nada. Sin que los dos “novios” ni siquiera se conociesen.

La noticia de que habría paz corrió por los dos reinos como la pólvora. Fiestas de celebración, comidas, reinaría la paz después de tanto tiempo… “PAZ” era la única palabra que salía de la boca de todas las personas.

La que no estaba feliz era Alice, la hija del rey. Su padre le explicó que era para el bien del pueblo, tendría que casarse con el hijo de su antiguo enemigo. Que su matrimonio uniría los dos reinos en un solo, y que su primer hijo sería rey. El futuro rey.

Alice aceptó, como no podía ser de otra manera, la voluntad de su padre. Era joven, apenas había cumplido 21 años.

Tampoco estaba feliz Jasper. La idea del matrimonio no le gustaba, pero como hacia Alice, aceptó la voluntad de su padre, de su rey.

Se prepararon los festejos para la gran boda. Alice estaba triste. Estaba con su querida Esme, que la cuidaba desde que nació.

-Esme, ¿Qué será de mí?-dijo Alice tomando su mano

-Oh, mi niña. Todo saldrá bien.-dijo Esme tratando de darle animo Alice, podía ver en sus ojos apagados… ya no había rastro de esa Alice alegre.

-Pero... no conozco a ese hombre. Se dicen cosas terribles de él…. Solo puedo irme lejos, en donde nadie pueda encontrarme nunca.-dijo Alice costándose en la cama.

-No puedes hacer eso. Tienes que cumplir con tu deber. Hazlo por el pueblo.

Alice se hecho en el regazo de su Esme, lloraba desconsolada no sabia lo que le pasaría….


Jasper tenía 32 años. Era alto y fuerte. En el campo de batalla era fuerte, temible. Su cuerpo estaba marcado por esas batallas, que quedarían marcadas para siempre, el sabia su deber como futuro rey, él cumpliría con su deber.


Un día antes de la boda, Alice, su padre y todos los grandes soldados, llegaron a palacio. Esa noche habría una gran fiesta. Esa noche los dos príncipes se conocerían.

Jasper vestía con su mejor traje, al lado de su padre, esperaba. La puerta se abrió y el vecino rey entró, seguido de su reina, varios soldados y de su princesa.

Alice temblaba de miedo, podía sentir la mira fija de todos.

- sus majestades, es para mí un honor presentarles a Alice, mi hija, y futura reina.

Alice dio un paso adelante. Hizo una reverencia. Miraba al suelo.

Jasper quedó inmóvil. Ante él estaba una mujer bellísima. Con el pelo negro, corto y con ese peinado tan peculiar. De piel morena, moteada con pálidas pecas. Labios carnosos.

-sus majestades, les presento a Jasper, mi hijo, y futuro rey

Jasper dio un paso adelante. Alice levantó su cara para mirar a su futuro esposo. Sus ojos se encontraron. Jasper puedo sentir latir su corazón. Alice tenía los ojos más bellos que jamás hubiese visto. De color miel, enmarcados por unas negras pestañas. Era una mujer hermosa. Muy hermosa. Y sería suya. encontrar de sus voluntad, pero sería suya.

En aquellos profundos ojos Jasper vio tristeza… Tristeza y miedo.

-Mi señor - dijo Alice, haciéndole una reverencia a su futuro amo.
Su voz era preciosa. Todo de esa hermosa mujer era bello.

Jasper le extendió la mano y ella se la tomó. Se dirigieron al salón, al gran banquete. La mano de Alice la sentía cálida, su piel suave.

Fue una gran fiesta. La bebida corría sin parar. Los dos reyes estaban encantados, Reinaba la PAZ. Comían, bebían, reían. Todos menos Alice, apenas probo bocado. De vez en cuando miraba a Jasper.

Un hombre de apariencia ruda. Él también bebía. También reía

Al final de la noche, los dos reyes casi no se sostenían en pie. Ni las dos reinas. Estaban bastante tomados.
Pero el día siguiente sería un gran día, hasta la madrugada todos decidieron que era hora de Dormir.

En su habitación, Alice volvía a llorar abrazada de su Esme. Ésta le acariciaba el pelo.
Esme se preguntaba: Qué iba a ser de su niñita?. Era tan joven. Esperaba que ese bruto no le hiciera daño.

Al amanecer todo se preparó. Las calles decoradas por flores, colores alegres, había PAZ.
Gentes de todas partes habían venido para ver de cerca a sus nuevos Reyes.

La ceremonia fue muy larga. La novia, vestida de blanco, fue la primera vez que Alice no discutió por su vestimenta, parecía un ángel.

La ceremonia termino… Alice lloraba por dentro, ella soñaba con casarse con su príncipe azul y ante Dios juraba amarlo para toda la vida.
Al banquete de boda fueron los reyes, príncipes y demás reinos vecinos y algunos de reinos alejados.
Y una vez más, Alice callaba.

Pasada la media noche, se retiró a su nueva recamara. Su querida Esme la acompañó. La preparó para lo que le esperaba. Para cuando su esposo llegara a consumar el matrimonio. A romper para siempre su inocencia y llevarse su virginidad. La desnudó, la lavó y la perfumó. Luego le puso un blanco camisón… una vez mas Alice no discutió por lo que le ponía Esme.

-Mi niña. Tu esposo pronto vendrá, vendra borracho y no creo que dure mucho, cierra los ojos. Y todo pasara.

-¿Me hará daño?-en sus mejillas recorrían lagrimas.

- Se fuerte.-fue todo lo dijo Esme, la abrazó. Pronto dejaría de ser una Niña.
En ese momento se abrieron las puertas y entró Jasper.

-salgan.-no grito pero si hazlo demasiado la voz.

Esme y las sirvientas salieron. Cuando cerraba la puerta, le echó una última mirada a su niña. Y le sonrió, Su corazón también lloraba de Pena..

Jasper miró a su bellísima esposa. Alice miraba al suelo. Se moría de vergüenza y moría de miedo. Se puso de pie e hizo una reverencia.

-Mi señor.

No quería prolongar mas su sufrimiento, Llevó sus manos al lazo del camisón, deshizo el nudo. El camisón cayó al suelo.
Ante Jasper estaba el cuerpo desnudo de Alice. Si su rostro era bello, su cuerpo era exquisito, perfecto. Sus muslos y su pecho llenos de pálidas pecas. Sus pechos medianos, hermosos

Alice se quedó ahí de pie, viendo hacia al suelo. Los ojos cerrados. Oyó los pasos de Jasper que se acercaban.
Ahora él la cogería a la fuerza. La manosearía por todas partes. La tiraría en la cama y la rompería por dentro. Empezó a temblar. Podía sentir el cuerpo de su “esposo” a su lado. Apretó los ojos.

Jasper estaba delante de la más bella criatura que jamás hubiese imaginado que existía. Su cuerpo tan bello. Y era todo suyo. Podría hacer con ella lo que quisiera. La miro por todos los ángulos posibles.

El se arrodilló y cogió el camisón que estaba enrollado a los pies de “su esposa”. Lo volvió a subir y se lo puso. Y la volvía a tapar, atando el camisón. La cogió de la mano y la llevó a la cama. La hizo acostarse y la tapó. Él se acostó en el otro lado.

La cama era tan grande, así que no había contacto entre ellos.

Alice seguía temblando. No entendía lo que pasaba. Su corazón seguía latiendo a mil por hora.

-Buenas noches, Alice.

Le costó un rato poder dormir. Oía la respiración del ahora su esposo. En cualquier momento se abalanzaría sobre ella. Pero no lo hizo. No la había tocado.

Extrañada, se durmió. Pero atenta por cualquier movimiento de Jasper.
Por la mañana se despertó. Jasper ya no estaba. Llamó a su Esme. Entró corriendo y la abrazó.

-Oh mi niñita querida. ¿Cómo estás? ¿Te hizo daño ese bruto?

-No… no.... No me hizo daño. No me...no me hizo nada.

-¿No?

-No. Como me dijiste, me desnudé ante él. Pero me volvió a vestir y me acostó. No me tocó.
Esme estaba sorprendida al igual que Alice. No era lo habitual en un hombre en esa época, y menos en un príncipe no tomara lo que se le ofreciera a la buena o mala.

En ese momento, Jasper entró.

-Buenos días, Alice.

-Buenos días, mi señor.

-¿Tienes hambre?

-S..sí

varios criados entraron con un gran desayuno. Había leche, frutas, dulces. Alice llevaba dos días casi sin comer, así que estaba hambrienta. Comió con gusto. Él la miraba.
Esme lo miraba a él. Todavía confundida… extrañada

-Alice, vístete para montar. Te voy a llevar a que conozcas tu nuevo hogar.

-Sí, mi señor. ¿Puede venir Esme?.

-No. Iremos solos tú y yo.

-Como guste, mi señor.

La llevó a las caballerizas y escogió para ella un blanco y manso caballo. Le ayudo a montar. El escogió uno negro. Salieron del palacio. Iban los dos solos. Sin escolta. Ya no había guerra. Y él sólo podría con cualquier problema que surgiera. Pero nadie se
atrevería a alzar su mano contra el príncipe.

Salieron del palacio al bosque que lo rodeaba. Ahora que Alice se fijaba, el entrono era muy bello. Las gentes los saludaban al pasar. Ella les devolvía el saludo.

La llevó por los pueblos y aldeas que rodeaban el palacio. A media mañana llegaron a un pequeño lago. La ayudó a bajar del caballo. Se sentaron en la orilla.

-¿Qué te parece tu nuevo hogar, Alice?

-Es un bello lugar, mi señor.

-No me llames señor cuando estemos solos. Soy Jasper.

-Es un lugar muy bonito... Jasper.- se podía notar como le temblaba la voz

Jasper no era el ogro que le habían dicho. Jasper era un hombre amable, la trataba con respeto. Y anoche...anoche no la tocó.

Después de la comida se despidió de sus padres, que regresaban a su país. Su madre la abrazó y le dio un beso de despedida. Sintió tristeza. Ahora estaba sola. Al menos le quedaba su Esme del alma.

Llegó otra vez la noche. Otra vez sintió miedo. Quizás la primera noche su amo estaba cansado, o borracho. No notó nada de eso. Pero esta noche estaba sobrio. Quizás esta noche si consumarían el matrimonio.

Y como la noche anterior, Jasper entró e hizo salir a todos. Cuando estuvieron solos, Alice empezó a desanudarse.

-Alice, no hagas eso.
Ella miró a esos ojos azules tan bellos.

-Mi señor... Jasper… yo.
El se acercó a ella. Alice miraba al suelo. Puso su mano en su barbilla y le levantó suavemente la cara. Era tan bella. Se la quería comer a besos. Pero solo le dio un beso en la frente.

-No tienes que hacer eso. Vamos a dormir.

-Sí, Jasper.
Se durmió en su lado de la cama.
Varios días las cosas fueron así. Jasper atendía sus asuntos, pero pasaba mucho tiempo con ella. Se fueron conociendo. No era ningún monstruo. Al contrario, era un hombre atento con ella. Cariñoso, incluso. Muchas veces lo sorprendía mirándola.

Daban largos paseos. Ella empezó a reír otra vez. Volvía a ser Alice, la que hablaba con la rosas.
Por las noches ya no intentaba quitarse el camisón. Se metían en la enorme cama y muchas veces hablaban.
Una noche, Alice le preguntó.

-Jasper, no te parezco bella?

-Alice, eres la mujer más bella que he visto en toda mi vida.

-¿No deseas mi cuerpo?

-Con todo mi ser.
-¿Y por qué no lo haz tomado? Te pertenezco. Estas en tu derecho.

-¿tu lo deseas?

Hubo un largo silencio.

-No.

-Pues no lo tomaré hasta que vos me lo pidáis.

-Gracias, mi señor.

Pasaron días, las semanas. Alice cada vez apreciaba más a su esposo. Nació el cariño entre ellos. Pero lo otro seguía asustándola.

Una mañana, antes de amanecer, despertó, Jasper estaba muy cerca, a su lado. Él dormía. Ella se asustó al principio, pero luego se calmo. Sintió el calor del cuerpo de Jasper y no se sintió mal. Al contrario. Aquel suave calor de su esposo, le gustó. Se pegó más y se durmió.
Al rato, fue Jasper quien se despertó para descubrir a Alice a su lado. Su negro cabello revuelto, su respiración serena. Su bellísimo rostro. Desde que la vio el día antes de la boda. Desde que esos ojos color miel se clavaron en él, se enamoro. La tenía delante. La deseaba con locura. Si quisiera, podría forzarla y hacer con ella lo que quisiera. Él era su amo. Pero por nada del mundo le haría daño. La amaba

Con cuidado, llevó sus manos a su precioso cabello y lo acarició. Con ternura, con cuidado de no despertarla. Pasó sus dedos suavemente por sus hombros desnudos. Aquellos pálidos hombros. Le gustaban mucho aquellas pecas.

Alice se despertó, pero mantuvo los ojos cerrados, fingiendo dormir. Sintió las caricias de él en su pelo. Sus dedos en su piel. El roce de aquellos dedos le hacía sentir escalofríos. Se sentía muy bien.

Abrió sus ojos y los clavó en los de él.

-Buenos días, Alice.

-Buenos días, Jasper.

El fue a besarla en la frente, pero ella movió su cabeza y el beso se lo dio en los labios. Su cuerpo tembló, pero no era de miedo.
Cuando Jasper no notó rechazo a aquel suave beso, llevó su mano a sus mejillas y las acarició. La volvió a besar.

-eres tan bella, te amo desde el mismo momento que te vi.
El beso ahora fue más intenso. Aquellos carnosos y sensuales labios contra los suyos eran una tentación. Los entreabrió y los lamió con su lengua. Ella apartó la cara.

-Lo siento.

-No te preocupes. No pasa nada.

Durante el día, Alice se preguntaba el porqué había apartado su cara cuando él la besaba. Le gustaban esos besos. La hacían sentir bien. Él no la estaba forzando. Sólo de le daba cariño. Y le daba amor. Le dijo que la amaba… amor…

Habló con Esme. Le explicó lo que le pasaba. Le explicó como la trataba él.

-Mi niña, si ese hombre lleva tantos días respetándote, es que realmente te ama.

-Me lo dijo esta mañana. Que me quería desde el primer momento que me vio.

-¿Y tú a él?

-No... no lo sé. Al principio le tenía miedo. Pero ya no. Me trata con sumo cariño. Con dulzura. Me..me gusta estar con él

Esme la miró, sonriente. Estaba feliz por su niña. Tenía por ogro a Jasper, y resultó que era un gran hombre, respetoso. Pudo notar el amor en Alice. Si era así, quizás pudieran llegar a ser felices.

-Mi niña, está bien claro que ese hombre te quiere. Deja que las cosas sigan como van.

-Sí, Esme. Lo haré.

Más tarde, cuando Esme se cruzó con Jasper, le hizo una reverencia. Era una reverencia de respeto.
Llegó la noche. Ya empezaba a hacer frío. Alice tenía los pies helados. Se acercó a Jasper. Se pegó a él. Sintió su calor.
Jasper por su parte la brazo bajo su cabeza. Ella se apoyó en su hombro. Le dio a su esposo un beso en la mejilla. Él giró la cabeza y el beso fue en los labios. Dejó caer su mano sobre el musculoso pecho de Jasper.

Cuando él entreabrió los labios, esta vez ella no huyó. Entreabrió los suyos. Con los ojos cerrados besó a su señor. Su cuerpo volvía a temblar. Sus bocas ahora estaban abiertas y sus lenguas se rosaban.

Alice empezó a sentir cosas que nunca había sentido. Sus pezones se endurecieron, y su sexo se empezó a humedecer. Era una sensación muy placentera. Frotó sus muslos entre sí y el placer aumentó.

Su primer gemido de placer lo dio cuando las manos de él acariciaron sus pechos sobre el camisón. El segundo cuando él lo abrió y los acarició con sus manos. A pesar de ser unas rudas manos, la acariciaban con dulzura. Como lo más delicado del mundo. Y el tercer gemido lo dio cuando Jasper tenía sus pezones entre sus labios.

-Ahhhh, mi señor...que placer.
Su sexo ahora era como un rio entre sus piernas. Los labios y la lengua de Jasper iban de un pezón al otro. Los besaba, los chupaban... La respiración de Alice era cada vez más audible.

Sin dejar de besar sus pechos, una mano de él empezó lentamente a bajar por su piel. Acarició con las yemas esa suave y sensual piel. Cuando llegó al ombliguito ella rio por las cosquillas. Cuando la mano siguió bajando, dejó de reír. La mano se acercaba a la parte más íntima de su cuerpo. Aquella parte que ahora le sentía diferente.

Alice era suave. Jasper deslizó sus dedos entre el vello. Nunca había estado tan excitado como ahora. Pero no podía forzar la situación.

Sus dedos llegaron, por fin, a aquel preciso sexo. Sintió el calor de Alice. Lentamente, metió su mano entre las piernas de Alice. Luego, pasó con cuidado su dedo medio a lo largo del sexo de ella. Noto lo humedad que estaba.

-Ahhaa, Jasper... eres... que... placer.

Volvió a besarla mientras empezaba a tocarla despacito, sin prisas. Su dedo subía y bajaba a lo largo de aquel caliente clítoris. Cuando rozaba su clítoris, ella gemía en su boca. Sus ojos cerrados. El placer dibujado en su cara.

Alice sintió que algo dentro de ella iba a explotar. Sentía que algo dentro de ella crecía de la nada y fue subiendo y subiendo en intensidad, hasta que no pudo más y su cuerpo estalló con el primer orgasmo de su vida. Su espalda se arqueó sobre la cama.

Los ojos fuertemente cerrados. Se quedó sin aire. Cuando sus músculos se relajaron, quedó sobre la cama, ahora relajada. Su pecho subiendo y bajando por la agitada respiración.
Sintió que Jasper besaba su frente. Abrió sus azules ojos y lo miró.

-Mi señor...mi....mi...amor...que placer me habéis dado. Ha sido lo más maravilloso que he sentido en mi vida.

-Te amo, Alice.

-Creo que yo…creo.. .que te quiero.
Se besaron tiernamente. Jasper la deseaba, pero el momento no había llegado.

Esa noche, por primera vez, durmieron abrazados.
La luz del sol en su cara hizo que despertara. Estaba rodeada por los brazos de su esposo. Se sintió bien. Se sintió a gusto. Recordó la noche anterior. Recordó el inmenso placer que Jasper le había dado con sus caricias. En verdad la amaba. Y en verdad ella a él. Era el hombre más maravilloso del mundo.

-Jasper, mi amor....
Él se despertó. Ella lo miraba. Estaban abrazados.

-Buenos días, mi reina.

-Aún no soy reina.

-Para mí, eres mi reina.

Se besaron y acariciaron.

-Jasper...

-Dime mi amor.

-Hace tiempo me dijiste que no tomarías mi cuerpo hasta que yo te lo pidiese.

-Así es.

-Pues...ahora te lo pido… Tómame. Consuma nuestro amor y nuestro matrimonio.

-¿Estás segura?-Jasper esta eufórico por escuchar esas palabras

-Nunca había estado más segura de nada en mi vida.
Se quitó el camisón. Jasper la contemplaba.

-Eres lo más bello del mundo.

Acarició otra vez sus pechos. Y otra vez los pezones se endurecieron. Otra vez su sexo se humedeció. Cuando los dedos de su amor llegaron a él.

Jasper era feliz. Al fin su amada esposa le pedía que la tomara. Lo llevaba esperando tanto tiempo que no creía que fuese verdad, sentir el desnudo cuerpo de Alice entre sus brazos le decía que sí, que era cierto.
Se subió sobre ella, que lo miraba con amor. Alice sabía lo que iba a pasar, pero no tenía miedo. No sintió miedo cuando el duro sexo de él empezaba a entrar. Casi no sintió dolor cuando rompió su virginidad. Y cuando estuvo todo dentro de ella, lo único que sintió fue un inmenso placer.

-hahaha, mi amor...estás dentro de mí. Te siento dentro de mí.

Jasper estuvo bastante tiempo sin moverse. Sólo la besaba y acariciaba. Sus sexos palpitaban. Ella le ofrecía su cuello y él se lo besaba con amor. Después, despacito, él empezó a moverse. Al principio lentamente, apenas entrado y saliendo de ella. Ese leve movimiento aumentó el placer que aquella bella mujer estaba sintiendo.

Entrelazaron sus manos al tiempo que la penetración se hacía más profunda, más rápida. Alice apretaba el duro miembro de Jasper en su interior, que no dejada de gemir. Su cuerpo se movían al compás que las caderas de Jasper al penetrarla...

Y como la noche anterior, sintió que iba a volver a estallar. Sólo que esta vez sería más fuerte. El camino hacia la cima de placer fue más lento, pero más intenso. Era como un globo que se hincha e hincha hasta que no puede más y explota.

-Jasper... mi amor.....algo.....se....rompe..dentro...ahaaah..de... miiiiii

Las manos de Alice apretaron con fuerza las manos de Jasper. Sus ojos se cerraron también con fuerza. Su cabeza hacia atrás, con el cuello ofrecido. Y un inmenso placer recorriendo todo su cuerpo, solo placer. Su sexo vibraba, un cosquilleo recorría su sexo y todo su cuerpo.. Largos segundos estuvo así. El orgasmo atravesándola. Cuando empezó a relajarse, sintió una oleada de calor que la invadía desde el interior. Jasper estaba eyaculando dentro de ella. El calor que entraba a presión dentro de ella era otro orgasmo, haciéndolo volver al máximo nivel.

Minutos después, Alice apoyaba su cabeza en el pecho de Jasper.
Jasper, oía y sentía el latido de su fuerte corazón. Sentía sus caricias en su negro cabello. Cerró los ojos. Era feliz.

-Alice, te amo.

-Jasper, te amo y te deseo.

Nueve meses después nació su primer hijo. Un varón al que llamó Alexander. Seria el futuro rey. Después de él hubo más. El palacio se llenó de la alegría de los niños. Alice y Jasper se amaron hasta el final de sus días, muchos, muchos años después.

FIN Embarassed Very Happy GRACIAS POR LEER
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Célula

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Mensaje  Lady v Vie Ago 06, 2010 1:12 am

Se supone que yo no debería leer esto, peero... jajaja(:
La historia está bien, me ha gustado^^ Hay algunas faltas de ortografía por ahí, y fallos de expresión... Pero son pocos, y la historia los compensa^^

Lady v
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